lunes, 26 de abril de 2010

Mi primer millón

En el artículo anterior me faltó contarles una anécdota de antología. Hace unos años me reencontré con un amigo que había estado trabajando en el sur del país en un cargo operativo en una empresa petrolera. Estábamos en un bar y sonó la canción Mi primer millón del grupo Bacilos. Enseguida mi amigo me contó que a él le gustaba mucho esa canción porque cuando empezó a sonar en la radio él se estaba ganando su primer sueldo que era casualmente de un millón de pesos mensuales. Al escuchar eso casi me caigo de la silla. No podía creer que mi amigo no se hubiera percatado de que la canción hace referencia al primer millón de dólares, no de tristes y devaluados pesos colombianos que no alcanzan ni para un par de zapatos de los que usan esos artistas. Inmediatamente le dije que escuchara bien la canción y le pregunté: Si solo te has ganado un millón de pesos, ¿como vas a salir a rumbear sin pensar en la cuenta? ¿Cómo vas a comprarte un vestido de Oscar de la Renta? ¿Con qué plata vas a salir a los sitios a donde van Paulina Rubio y Alejandro Sanz? Después de unas cuantas preguntas de ese estilo se dio cuenta de su error.
Pero mi amigo no es el único despistado con esa canción. Después descubrí que muchas otras personas también pesaban lo mismo y ahora creo que una de las tantas razones por las que las personas nunca llegan a construir patrimonios considerables es porque nunca piensan en grande. Todo lo ven lejano e imposible. En países como los Estados Unidos es común que los empresarios cuenten a las nuevas generaciones cómo ganaron su primer millón de dólares porque por lo general este primer millón es el más difícil de conseguir; normalmente los otros millones llegan mucho más rápido que ese anhelado y sufrido primer millón. Creo que allá es tan difícil ganar el primer millón de dólares como aquí lo es ganar los primeros mil millones de pesos. Ese debe ser el equivalente en nuestro país, aunque el cambio del dólar nos cuenta una cifra superior, pero en la conciencia ese es el primer escalón que hay que vencer por ser una cifra cerrada. Es una barrera psicológica.
Es una lástima que la mayoría de los empresarios en Colombia no sean celebridades como lo son en los Estados Unidos o en Europa. Personajes como Bill Gates, Michael Dell, Warren Buffet, Steve Jobs, Donald Trump o Richard Branson son invitados a las ceremonias de graduación de las universidades más prestigiosas de todo el mundo. Son admirados y los estudiantes les piden consejos, les hacen preguntas, los entrevistan. Desafortunadamente en Latinoamérica los empresarios son estigmatizados por poseer riquezas en medio de tanta pobreza. Hace poco vi una serie de artículos que le hicieron a Luis Carlos Sarmiento Angulo en distintos medios de comunicación. En una entrevista en la revista Semana y en otra para el diario El Tiempo él contó su historia, sus inicios como ingeniero civil, sus primeros negocios para ganar experiencia, su primera empresa constructora, su primer banco y cómo es su vida actual. Si uno lee estos artículos en las páginas de Internet de dichas publicaciones puede observar que la mayoría de los comentarios de los lectores son negativos e insultantes para el personaje. En vez de aprender, critican. Lo mismo sucede cuando se escribe algo sobre el mexicano Carlos Slim o sobre Julio Mario Santodomingo. Por eso no creo que estas personas tengan muchas ganas de visitar nuestras universidades para contarles a los estudiantes como ganaron su primer millón de dólares o como han formado sus respectivos imperios financieros.
De los grandes empresarios colombianos (aunque por adopción porque nació en Perú e hizo fortuna en Brasil), el único que veo muy activo escribiendo en distintos medios y que siempre está disponible para contar su historia es Germán Efromovich, a quien admiro inmensamente por su capacidad para resucitar empresas por las que nadie daba un peso (por ejemplo Avianca y Pacific Rubiales) y, por supuesto, ganar una buena tajada del negocio, sin perder la sencillez que lo caracteriza. Pero este es un caso muy particular y aislado. Es una lástima que la mayoría de esas grandes historias que involucran una interesante mezcla de sacrificio, inteligencia, sagacidad y algo de suerte, por ahora solo las podrán disfrutar unos cuantos interesados en el tema que dedican algo de tiempo a la búsqueda de los orígenes de la riqueza y no estarán disponibles para toda la juventud que necesita inspiración para crear empresas que generen empleo, progreso y bienestar para toda la comunidad.

2 comentarios:

  1. Muy interesante su perfil. Disculpe si lo llamo colega pero el sentido empírico de nuestra visión es innegablemente similar. Soy un joven con mucha ambición y sueños. En este momento de mi vida soy un estudiante de economía con muchas ganas de salir adelante y sobresalir en mi vida procesional y personal.

    Es importante recalcarle a la gente, que los grandes empresarios son personas comunes y corrientes, que no son personas con sangre azul, ademas también tuvieron que sacrificar cosas para ser o tener lo que tienen hoy en día.

    El trabajo duro, convidado con una serie de sacrificios y dedicación, puede ser el secreto de la riqueza que algunas familias del mundo poseen desde el principio de los tiempos.

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  2. Gracias colega por tu valioso comentario. Por tus palabras veo que nos identificamos plenamente en nuestra forma de pensar y por eso te invito a que utilices las herramientas que encontramos en internet para que también seas multiplicador de estas ideas que permitan sacar de la ignorancia financiera a las personas. Eso es lo que yo trato de hacer en este espacio y espero que sea un positivo aporte a la sociedad. Saludos!

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